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martes, 29 de marzo de 2016
¿POR QUE LOS ABUELOS NO SONREÍAN EN LAS FOTOS?
Les dejo una nota muy interesante que apareció ayer en un blog de Yahoo noticias. El autor es Boris Leonardo Caro. Fuente: https://es-us.noticias.yahoo.com/por-qu%C3%A9-casi-nadie-sonr%C3%ADe-en-las-viejas-195834451.html
La gente en el siglo XIX se
aburría a mares. Cierto, nuestros antepasados podían gozar del teatro, el
circo, la literatura, la música, los juegos de azar y otros divertimentos que
aún amenizan el presente. Pero a juzgar por las fotografías de aquella época,
esos entretenimientos no bastaban para aplacar la unánime melancolía, la
gravedad omnipresente en retratos y escenas familiares.
Posar para un retrato
familiar era un momento demasiado importante para “arruinarlo” con la ligereza
de una sonrisa (Michael Miley Studio - The Library of Virginia)
¿Cómo no morir de hastío sin
las frivolidades de la televisión, el bullicio de Internet, los artificios del
reality show que elevan al rango de celebridad los triunfos de la cirugía y la
edición de imágenes? En realidad, los decimonónicos ciudadanos también
alternaban entre la alegría y el drama, como ha sucedido durante la historia de
la humanidad, a la sombra de las tragedias de cada era. No obstante, el acto de
posar para una cámara fotográfica sí ha cambiado radicalmente desde entonces.
La
imposible sonrisa de 15 minutos
Hagamos un experimento:
trate de sonreír durante un cuarto de hora. No deje caer las mejillas, no deje
de mostrar la dentadura, no deje que se apague el brillo en la mirada. 15
minutos. ¿Insoportable? Repitamos el ensayo, ahora solo por un minuto y medio
o… medio minuto. ¿Aún difícil?
La primera fotografía de la
historia, creada en 1826 por el inventor francés Joseph Nicéphore Niépce, tomó
ocho horas en quedar impresa en una placa de peltre. A la vuelta de la década
siguiente otro francés, Louis Daguerre, había reducido el tiempo de exposición
a decenas de minutos, lo cual dio el primer gran impulso tecnológico al
naciente arte.
Pero aun así la realización
de un daguerrotipo en estudio exigía un esfuerzo físico considerable, al menos
para nuestros estándares. Los avances en la iluminación, la óptica y las
mejoras en la sensibilidad de las películas abreviaron el proceso hasta
alcanzar la inmediatez de la fotografía digital. En el camino quedaron millones
de sobrios retratos que engendraron esa impresión de una época en extremo
seria.
Los políticos del siglo XIX
posaban para la historia, que los ha descrito luego a partir de estas imágenes
inmortales (Anthony Berger - The Library of Congress
Una
mirada para la eternidad
Hoy basta con apretar el
obturador de una cámara o la pantalla de un teléfono para congelar un instante.
La fotografía no ha perdido un grano de su primordial encanto, mas su ubicuidad
ha aligerado el ritual de captar una imagen para la posteridad. Claro, con
apenas oprimir otro botón borramos ese montón de píxeles.
La influencia de la pintura
marcó el carácter de los retratos fotográficos del siglo XIX. Salvo muy
contadas excepciones –los alegres personajes inmortalizados por los pintores
holandeses del siglo XVII, por ejemplo—las artes plásticas habían legado una
tradición de pocas sonrisas. Si no, ¿por qué nos fascinaría tanto la Mona
Lisa?
Si bien nuestros
tatarabuelos no carecían de sentido del humor, la expresión desenfrenada del goce,
la carcajada, era mal vista en determinados círculos sociales, en especial
entre las clases acomodadas. Esa censura también explica la preponderancia de
caras serias en los testimonios gráficos del siglo XIX.
El torbellino de los selfies
no conoce fronteras: todos giran en torno a esta moda, desde el poderoso
político hasta el simple ciudadano (The White House)
Aunque menos costosas que
las imágenes plasmadas en óleo sobre tela (u otro formato), las fotografías se
consideraban todavía un lujo, un momento quizás único en la vida. Los
protagonistas adoptaban frente a la cámara una pose que trataba de reflejar sus
cualidades, sus valores morales… La instantánea contenía un mensaje para el
futuro, una intención ajena al alud de sonrientes selfies que inundan las redes
sociales.
Una frase del escritor
estadounidense Mark Twain resume el abismo entre ambas épocas: “Una fotografía
es uno de los documentos más importantes, y no hay nada peor para pasar a la
posteridad que una tonta, estúpida sonrisa capturada y fijada para siempre”, escribió.
martes, 22 de marzo de 2016
LA FOTO DEL DIA.
Seguramente estamos viendo una foto que hará historia.
Me sorprende la gran personalidad que tiene Obama. Opaca totalmente a Castro con su comunicación no verbal.
jueves, 10 de marzo de 2016
¿DOCTORADO EN GESTOS?
Le voy a decir porqué Mancera logra conectar con las personas: Su
sonrisa y su expresión facial lucen congruentes; nos mira a los ojos cuando
habla, señala al auditorio pero lo hace con toda la mano, siempre mostrando la
palma hacia arriba, lo cual expresa que está abierto a comunicarse y que no
tiene nada que ocultar. Otro gesto ganador que tiene es mostrar el pulgar hacia
arriba cada que enumera algo. En Sinergología –un método para leer el lenguaje
corporal-, el pulgar es el dedo positivo y mostrarlo así también significa
extroversión.
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