Qué
tal estimado lector, espero que se encuentre bien. De nuevo estamos en contacto
a través de éstas líneas, que cada semana disfruto escribir.
Hoy
hablaremos de las reglas básicas para leer el lenguaje corporal. Yo le llamo
leer la mente ¿sabe por qué? Porque todo comienza con un pensamiento. Hace unos
días leía una frase que ilustra perfectamente lo que voy a explicar:
“Que daño te puede
hacer, es sólo un pensamiento”
Si
lo medita, un pensamiento sea positivo o negativo, genera una diversidad de
reacciones corporales; primero se liberan sustancias químicas en el cerebro,
que son responsables de nuestras emociones, de los impulsos nerviosos y de la
tensión muscular. Las emociones –a su vez- generan las conductas verbales y no
verbales que asumimos. Por eso, cuando usted mira detenidamente las reacciones
de una persona, es capaz de darse una idea de cuál es su actitud interna. El
cuerpo expresará aquello que las palabras ocultan.
Para
leer la mente necesita conocer las reglas y además saber el significado
inconsciente que tiene cada parte de nuestro cuerpo. En la vida no hay
casualidades, no es casual que las personas toquen su cabeza cuando
reflexionan, o sus brazos cuando tienen la intención de atacar o defenderse. En
otra ocasión hablaremos del mapa corporal del ser humano.
Retomando
lo de las reglas. La primera regla que debe aprender es el agrupamiento. Cuando lee una revista lo que hace que comprenda la
lectura es el conjunto de palabras que forman un párrafo, si lee una sola
palabra no va a saber que es lo que el escritor quiere expresar. Al leer el
lenguaje corporal pasa lo mismo, se deben de agrupar varios indicios. Un solo
gesto, un micro movimiento no dice nada. Es únicamente cuando basamos nuestro
análisis en un conjunto de indicios corporales, cuando estaremos más cerca de
hacer una adecuada interpretación, cuando todo tomará sentido.
La
segunda regla básica es el contexto.
Se refiere al entorno donde ocurre la interacción entre las personas. Nos
comunicamos diferente en un bar, en la iglesia, en la escuela o en la casa. El
entorno influye en nuestra comunicación. Por lo tanto, si mira a una persona
con los brazos cruzados pidiendo un delicioso y aromático café caliente, una
mañana fría de invierno, dígame usted, ¿cuál es el motivo de los brazos
cruzados? ¿está cerrado a la comunicación o tiene frío?
La
tercera regla básica es la congruencia. Debemos analizar a las personas desde
tres tipos de congruencia. Primero, ¿Qué tan congruentes son sus gestos con sus
palabras? Si sus palabras y sus gestos no son congruentes confíe en los gestos,
porque son más inconscientes. Segundo ¿su comportamiento es congruente con su
comportamiento cotidiano? Esto solamente
es posible si conoce el comportamiento habitual de la persona, lo que en el
mundo de la conducta no verbal se denomina norma
corporal. Si no se comporta de acuerdo a su norma corporal desconfíe. Tercero
¿se comporta congruente a la situación?. Si su comportamiento no es el esperado
respecto a la situación, es hora de mirar más a fondo, porque seguramente
encontrará indicios corporales que revelarán la verdad.
La
próxima vez que mire a una persona tome en cuenta las tres reglas básicas. Lo
mirará todo muy distinto, se lo prometo.
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