jueves, 28 de mayo de 2015

EN BUSCA DE LA DETECCIÓN DE ENGAÑO PERFECTA.

Es un auténtico placer reunirme de nuevo con usted a través de éstas líneas. Hoy hablaremos sobre detección de engaño, un tema apasionadamente práctico. Para todos resulta importante saber si alguien nos está mintiendo. He tenido de alumnos en éste tema a policías, doctores, criminólogos, abogados, peritos poligrafistas, ajustadores de seguros, políticos, maestros, ministerios públicos y madres preocupadas.
Cuando busca detectar mentiras, ¿en qué se fija?, existen tantos mitos al respecto. Un mito muy arraigado es creer que alguien miente porque rompe el contacto visual. Dos científicos norteamericanos –Paul Ekman y Ralph Exline- han demostrado que esto es falso. Hay mentirosos que pueden sostener por más tiempo el contacto visual, aun cuando están mintiéndole en la cara. El contacto visual no es confiable, sin embargo los ojos mandan muchísima información: una pupila dilatada, los patrones de parpadeo que cambian, se presentan las claves de acceso ocular de construcción visual o auditiva. Como los ojos, el resto del cuerpo también presentará señales. Solamente hay que saber en que fijarse.
Las ventajas de la detección de engaño mediante señales corporales son tres: bajo costo comparado con las demás. No se requiere de un polígrafo o de alguna otra máquina para detectar mentiras, y no es necesario solicitarle permiso a nadie para hacer un buen ejercicio de observación. Muchas de las señales corporales están a la vista de todos, incluyendo algunas reacciones fisiológicas. Hacer una correcta detección de indicios de engaño requiere de conocimientos, pero sobre todo de práctica. La confiabilidad de ésta técnica se estima en un 80%, porcentaje logrado por agentes del servicio secreto norteamericano en una prueba diseñada por el Dr. Ekman.
Sin embargo, habrá que dejarle claro que no hay un solo indicio que sea una prueba irrefutable de engaño. Son únicamente pistas para indagar más, nos servirán para llegar a conclusiones. El cuerpo revelará lo que las palabras ocultan. Una microexpresión facial, una reacción fisiológica, una ligera variación en el tono de la voz, los indicios más sutiles son los más importantes, eso lo sabe el experto en detección de engaño, los observará mientras analiza las causas que pueden tener, las emociones detonantes detrás del gesto y continuará su ardua labor en búsqueda de la verdad; pregunta tras pregunta verificará las reacciones y tomará notas, teniendo siempre presente los riesgos que corre de cometer un error.

El ser humano a lo largo de su historia ha buscado el método de detección de engaño perfecto. Ha utilizado diversas herramientas como el polígrafo, el análisis de la voz, la actividad metabólica cerebral, el análisis gramatical de textos y por supuesto, la detección de engaño mediante el lenguaje corporal y la expresión facial. Todas las técnicas enumeradas tienen un margen de error, no hay una técnica 100% confiable. Al igual que nuestra imperfecta capacidad de mentir.

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