“Vuestro rostro, mi
señor, es un libro donde los hombres pueden leer extrañas cosas”
Shakespeare.
Hola
amable lector. Hoy escribiré sobre el tema más difícil en lenguaje corporal, la
expresión facial. Digamos que se trata de la materia más difícil que hay que
aprobar para convertirse en un experto en el estudio de la comunicación no
verbal.
También
es lo más difícil en términos de interpretación, al momento de realizar un
análisis de la conducta no verbal; porque el ser humano aprendió desde muy
pequeño a controlar lo que muestra su cara y porque en la vida real lo que
normalmente vemos son micro expresiones faciales o mezclas emocionales que
complican aún más nuestra labor.
Lo
primero que debo explicarle es que hay siete expresiones faciales universales,
estas son: Alegría, tristeza, enojo, asco, desdén, miedo y sorpresa. Cada
emoción se refleja en la cara de distinta manera, tiene una duración aproximada
y se acompaña de diferentes reacciones fisiológicas.
Hay
emociones que suelen confundir la mayoría de las personas que no han recibido
entrenamiento al respecto; se confunde el enojo con el asco y la sorpresa con
el miedo, como resultado de algunas características que comparten. Pero, si se
fija bien y conoce las características de cada una, observará que hay grandes
diferencias.
También
debo advertirle que las personas frecuentemente intentarán engañarnos mostrando
una emoción que no están sintiendo. ¿Cómo puede desenmascarar su mentira?, ¿Qué
es aquello que los mentirosos desconocen?
Primero
fíjese si la expresión facial es simétrica o asimétrica. Una expresión facial
inconsciente es perfectamente simétrica (excepto el desdén).
Luego
debe fijarse en la duración de la emoción cuando pasa por la cara, la sorpresa
es muy breve, la tristeza dura mucho. Cada emoción tiene cierta duración y
nunca surge explosivamente ni desaparece abruptamente si se trata de una
emoción real.
Otro
detalle al que debe prestar atención es a la participación de los músculos
faciales fidedignos. Una expresión facial inconsciente requiere forzosamente de
la participación de músculos faciales que generalmente no controlamos
voluntariamente, tal es el caso de los orbiculares del ojo en la alegría y del
levantamiento del ángulo interno de la ceja en la tristeza; por mencionar
algunos ejemplos.
En
el rostro también podemos leer la intensidad de la emoción que se está
sintiendo. Si la emoción comienza a surgir o está disminuyendo veremos en la
cara una expresión facial leve o una expresión facial parcial.
Si,
por otro lado, la persona que estamos observando intenta de forma consciente
eliminar todo rastro de emoción en su cara, lo que observará es una micro expresión
facial (que es una filtración emocional que aparece en la cara durante ¼ de
segundo) o una expresión facial abortada.
Si
esto que leyó le parece complicado, se me va a desmayar cuando le diga que en
su cara es más frecuente que aparezcan mezclas emocionales que emociones puras.
Es decir, puede mostrarnos una sonrisa asimétrica (mitad desdén, mitad alegría)
o una nariz arrugada (asco) con unos párpados superiores que se elevan y unas
cejas que bajan (enojo).
La
cara es lo verdaderamente complicado en el lenguaje corporal. Cualquiera puede
analizar un cruce de brazos o una postura corporal, pero no todos pueden
analizar expresiones faciales.
Sin
embargo, unos ojos entrenados lo pueden ver todo.
Hasta
la próxima ocasión.
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