Ahora
hablaré sobre la actitud que debemos de asumir los hombres cuando queremos
seducir a una mujer.
Primero
déjeme comentarle que el hombre tiene un repertorio limitado de señales
sexuales. Hay compañeros que lo único que saben hacer es pararse erguido y
esponjarse como pavo reales (ya sabe usted, sacando músculo según ellos). Otros
tratan de llamar la atención de las chicas a como dé lugar, incluso si eso
significa mandar señales tan lamentables y paupérrimas como tocarse la
entrepierna constantemente, aventar al aire cacahuates y cacharlos con la boca
o estrellarse una lata de cerveza en la cabeza. Si hacen esto es porque nadie
les ha enseñado qué señales mandar.
Etapa 1 Desinterés. Apréndanselo bien, los grandes
seductores nunca llevan prisa. Hay buenos tipos que son demasiado transparentes
y se muestran muy interesados en una mujer desde que platican por primera vez.
Quieren agradar tanto que resultan desagradables, se ven demasiado necesitados.
Ésta conducta trae dos desventajas: la primera es que comunican que tienen
escaso valor social, es decir, que valen menos que la chica a la que intentan
seducir y eso les resta atractivo. La segunda desventaja es que, al mandar
mensajes precipitados como invadir la distancia, tocar a la chica muy rápido,
sentarse a su lado, etc. Generan una resistencia inconsciente en la mujer que
intentan seducir, que nunca cederá. La chica se defenderá de sus torpes
avances, esa es la respuesta natural. Usted no quiere que se aleje ¿cierto? Así
que, lo primero que debemos hacer es ajustar su lenguaje corporal para mostrar
desinterés. Que a la mujer que intenta seducir nunca le pase por la cabeza ni
lo mire como un potencial pretendiente. ¿Qué logramos con eso? Que la chica
nunca se ponga a la defensiva, sencillamente porque está segura de que no le
atrae, de que no le gusta ni tantito a usted. ¡Esto es el mundo al revés!
Etapa 2 Lograr que ella
lo persiga. Cuando ha
logrado pasar la primera etapa y se conocen mejor, es probable que a ella le
resulte agradable, que se sienta cómoda; es hora de mandar ciertas señales de
interés, porque si sigue mostrando desinterés, lo pueden desterrar a la temida
zona de “seamos simplemente amigos.” Ahora sí, mírela a los ojos, láncele una
mirada a la boca y luego vuelva a mirar sus ojos. Escúchela con atención.
Interésese en ella. Tóquela (contactos no sexuales), tómele la mano y suéltesela;
al hacer esto generará más incomodidad cuando no la toque que cuando la toque.
Ése es el juego de la seducción; crear tensión y luego aflojar la tensión.
Mostrar interés y luego por momentos desinterés. El objetivo en ésta fase es
lograr que ahora ella lo persiga y a usted le toca resistirse, decirle con una
actitud juguetona frases como: ¡espera, no vayas tan de prisa!, ¡que no te
amarraron las manos de chiquita!, oye suéltame ¡vaya con la niña!, en fin. Sea
ingenioso, resístase, hágase desear y luego vuelva a ser encantador. Créame,
las mujeres se comportan igual y no se tocan el corazón al hacerlo. Si sigue al
pie de la letra las instrucciones, lo más probable es que ella acabe
seduciéndolo a usted.
Etapa 3 Déjese alcanzar. La etapa que sigue es consumar la
seducción. Tengo plena confianza en que usted sabrá qué hacer. Aunque tal vez
otro día platiquemos al respecto.
Los
hombres debemos entender que el campo de la seducción es muy similar al campo
de batalla. Hay ocasiones en que debemos planear una fuerte ofensiva y
ocasiones en que ganamos más con la retirada…
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