lunes, 29 de junio de 2015

EL SIMBOLISMO CORPORAL. (SEGUNDA PARTE)

“Nadie puede (…) hacer pensar a otro lo que a él se le antoje. Lo que sí se puede es observar bien a alguien, y entonces es posible acertar muchas veces lo que piensa o lo que siente en un momento dado y anunciar lo que hará en el momento siguiente. Es muy sencillo, pero la gente no lo sabe. Claro está que es preciso ejercitarse un poco.”
Del libro Demian de Hermann Hesse.
Quise comenzar de nueva cuenta con una cita de uno de mis libros favoritos. Yo le digo leer la mente a través de las señales que manda el cuerpo casi siempre inconscientemente. Pero para platicárselo primero tuve que comprobarlo varias veces, déjeme le cuento una anécdota.
Cuando comenzaba a estudiar lenguaje corporal observaba con más atención a mis alumnos de la Unitec para poner a prueba la teoría. Cierta ocasión me encontraba en la parte posterior del salón viendo como exponía un equipo. Mi ubicación me permitía tener un panorama general de todos sin que ellos estuvieran conscientes de que los observaba. Así actuaban más naturales. Me llamó la atención un alumno que empezó a tener los molestos micro picores en la espalda, la zona que representa el escape. Pensé –tiene ganas de irse- unos minutos después se levantó de su silla y salió discretamente del salón.
No es magia, es simplemente observación y claro está, tienes que saber qué hay que observar. Hoy continuaremos hablando del simbolismo corporal.
El cuerpo humano es una dualidad, como el día y la noche; como el lado luminoso de la fuerza y el lado oscuro de la fuerza diría un maestro Jedi. La parte frontal representa todo lo bueno: las ganas de acercarse, la apertura. La parte posterior todo lo malo: el escape, el cierre. Le damos la espalda a lo que nos resulta desagradable. Cuando el niño toma consciencia de lo anterior, su forma de comunicarse con los demás cambia radicalmente.
Ahora hablemos de la parte frontal del cuerpo. El significado corporal es muy sencillo, se lo voy a explicar a grandes rasgos.
Las personas tocan su cuello para expresar malestar ante la presión que ejerce alguien. También las mujeres lo utilizan muy bien para coquetear cuando lo acarician. Metafóricamente a través del cuello pasan las palabras con dirección hacia la boca. También nos permite respirar.
Más abajo se encuentra la zona del EGO. En el pecho las personas ubican el YO y nosotros leemos las ganas que tienen por recibir reconocimiento público.
En el vientre está la zona de la abundancia, del éxito material. Se dice que las personas con éxito material engordan. Tal afirmación me recuerda a una figurita de un gordito pelón que mi abuelita me regaló (ella le llamaba Buda) me decía que había que sobarle la pancita para tener dinero, que curioso. También me recuerda como dibujan a los capitalistas o a los banqueros en las caricaturas políticas de algunos periódicos. Hombres muy pasados de peso y de pesos.
En la parte posterior del cuerpo encontramos la espalda, que como ya mencioné representa las ganas de escapar. Habrá que señalar que hay distintos tipos de escape, la interpretación depende de la zona de la espalda que el ser humano se toque.
Más abajo, donde la espalda pierde su digno nombre se encuentra el coxis. En esa zona están las carencias, las necesidades de la persona que son de muchos tipos, no nada más materiales.
Finalmente están las extremidades. Los mensajes que mandan tienen que ver con la zona del contacto pero también con los tipos de cruces que las personas pueden hacer con ellas.
Los brazos cumplen con tres funciones ancestrales; el ataque y la defensa se encuentran en la parte externa del brazo, la parte dura. En la parte interna del brazo está la otra función: el abrazo, el apapacho.
Las piernas son la parte más inconsciente del cuerpo, mandan mucha información. Representan el acercamiento (en su parte frontal) y la huida (en su parte posterior). Las reglas que aplican a las piernas son distintas a las de los brazos, pero eso se lo platicaré en otra ocasión.

Disfrute su fin de semana. Si puede lea Demian. Es un libro con muchas enseñanzas y muy ameno. Como siempre fue un placer reunirme con usted a través de ésta columna. Hasta pronto.

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