miércoles, 24 de junio de 2015

EL SIMBOLISMO CORPORAL (PARTE 1)

“En éste mundo las casualidades no existen” Esa frase encierra una gran verdad y  es de uno de mis libros favoritos, Demián de Herman Hesse. Se lo recomiendo ampliamente.  
Si hablamos de lenguaje corporal también es muy válida. Cuando alguien toca con su mano una parte del cuerpo, ese movimiento encierra todo un significado inconsciente. Un simbolismo, que resultará muy obvio para algunos y muy interesante para otros.
Para muestra un ejemplo. La próxima vez que se presente con alguien intente lo siguiente: Al momento de que esté pronunciando las palabras “yo soy…” dirija su mano a sus piernas o a su antebrazo y verifique las reacciones que causa en los demás. Su interlocutor seguramente captará la incongruencia. Lo calificará como un tipo raro, locuaz o excéntrico. ¿Por qué sucede esto? Lo repito; cada parte de nuestro cuerpo tiene un significado inconsciente. La región del yo, se encuentra en el pecho. No está ni en el antebrazo ni en las piernas.
Por eso, a partir de hoy, estudiaremos el mapa corporal del ser humano que le ayudará a interpretar fácilmente la postura corporal de los demás.
Empezaremos por el rostro. En ésta ocasión me refiero a los contactos que hace la mano con cada parte de la cara y no a la expresión facial.
Primero está la frente. La zona de la reflexión. Cuando el ser humano piensa su mano inconscientemente se dirige hacia la cabeza, particularmente a la frente. Los resultados de ésa reflexión los vamos a leer en la forma que toma la mano cuando hace contacto. ¿la mano es un puño o está abierta y sin asomo de estrés?
Más abajo se encuentran las cejas, en medio de lo que pensamos y lo que vemos. En sus cejas las personas buscan captar imágenes o cerrar el acceso mental a las mismas. La mano entonces puede tomar dos direcciones: Hacia el centro o hacia la periferia del rostro.
Luego siguen los ojos, que mandan y reciben mucha información. A través de los ojos el ser humano percibe el entorno. Observa aquello que le interesa y abre plenamente su ojo mediante un contacto de la mano con la mejilla, jalándola hacia abajo. Pero también puede decidir cerrar ese canal sensorial cuando lo que mira le resulta desagradable. Entonces la mano irá al párpado superior, cuya función es, precisamente cerrar el ojo.
La nariz del ser humano puede ser de dos tipos, inspirados en personajes de novela. La nariz de Cyrano (de Bergerac) es la nariz que presiente, que se anticipa, que sopesa y evalúa oportunidades. Es una nariz que está al servicio del resto de los sentidos. Por otro lado tenemos a la nariz de Pinocho. Cuando las personas ocultan algo en muchas ocasiones sufren de picores en la nariz porque aumenta su volumen de sangre. ¿curioso no? ¿será que los escritores de las citadas novelas hayan sido muy buenos observadores?, ¿será casual? Por supuesto que no. Simplemente es la naturaleza humana.

En la boca leemos la disposición que tenemos para comunicarnos o no. Una boca cerrada es hermética. La persona que cierra la boca no desea comunicarse, se siente fuerte y por eso evita el dialogo. Una boca abierta revela la disposición por comunicarse. También hay que tomar en cuenta que labio toca la mano. El labio superior representa las palabras más elevadas, los ideales. El labio inferior representa las palabras materiales, sensuales o banales.
Por último están las orejas. En ellas leemos la reacción que causan las palabras que escuchamos. Si las orejas pican las palabras molestan y la mano rascará la oreja. Pero también hay palabras que son miel para las orejas; la mano entonces acariciará dicha parte del cuerpo.

“Cuando observas atentamente a un ser humano acabas por saber más de él, que él mismo”. Si mal no recuerdo también es una frase de Demián. Hasta la próxima ocasión.

1 comentario:

  1. es un placer tener contacto con usted profesor Enrique y seguir sus consejos, pero mejor a+un aplicar los conocimientos que usted ha compartido con su servidora, una felicitación por su labor

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